Cada vez que oigo al venezolano hablar de la pérdida de valores, emito un juicio dentro de mí y digo: será que este pendejo sabe de qué esta hablando.
Lo que yo sé de valores, lo sé por simple deducción...
Tomo en cuenta qué cosa es eso que tiene valor para mí, y veo que lo primero es mi propia vida. Después, cómo me encuentro a nivel físico y el estado de salud de mis órganos internos y externos. Luego, la casa en la que habito con todos los enseres, la cama, la cocina, la nevera, mi ropa, mis zapatos, el agua, la luz, la comida, mi pc, mis libros, mi dinero, mi carro, en fin todos mis objetos materiales. El trabajo forma parte de esta dimensión física o material.
A nivel emocional, valoro a mi familia, a mis padres, a mis hijos, a mis amistades y todo aquello que representa mi mundo emocional, mi país con todo lo que esto implica. Es aquí donde caben los valores como la justicia, la verdad, las virtudes como potencialidades del alma y la máxima expresión de valor del corazón que es el amor. Cómo se siente mi espíritu tiene un valor emocional para mí.
A nivel mental lo sintetizo en una sola cosa: mi consciencia. Ese es el máximo valor que yo le doy a lo que produzco en el interior de mi cabeza. Aquí cabe también la visión y los sueños que me asigno. La inteligencia y la sabiduría también componen este ámbito.
Al suprimirle al ser humano cualquiera de las cosas que este asuma como un valor, lo estamos desvalorizando. Si queremos retomar las riendas de Venezuela, tendremos que preguntarnos cuál fue la causa de que una miserable isla como Cuba con un estamento criminal y tirano, se apoderó de nuestra patria despojándola de todo lo que nosotros no supimos valorar. Fidel Castro nos había estado estudiando por largo tiempo, sólo necesitaba una oportunidad y a un oportunista. Estudió nuestras costumbres, la idiosincrasia, y todo lo que conformaba nuestro maquillaje psicológico.
Nos conoció mejor que nosotros a nosotros mismos, y finalmente se adueñó de nuestro país.
Ahora tenemos el desafío de recuperar nuestra tierra y para ello se requiere de VALOR, en primer lugar. ¿Estás dispuesto a dar tu vida por tu país?
Martin Luther King dijo: El hombre que encuentra una razón por la cual dar su vida y no la da, no merece vivir.
