Tuesday 12 November 2019

Evolución, consciencia, identidad.


La evolución del hombre es la evolución de su consciencia. Y la "consciencia" no puede evolucionar inconscientemente. La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la "voluntad" no puede evolucionar involuntariamente. La evolución del hombre es la evolución de su poder de "hacer", y el "hacer" no puede ser el resultado de lo que "sucede". G.I Gurdjieff

El desarrollo de estos tres elementos que conforman y definen la responsabilidad de la presencia de la vida del hombre en la Tierra; su consciencia, su voluntad y su capacidad de hacer, requieren de un esfuerzo consciente, pues ellos no se desarrollan automáticamente, requieren del conocimiento de sí mismo.

Podemos ver como la falta de consciencia ha sido la causa de todos los males en nuestra sociedad. Pero ¿de qué se trata esta consciencia? ¿Cómo la podemos definir? ¿Qué es? ¿Cuál es su composición química? ¿De qué está hecha? ¿Cómo se obtiene y cómo se desarrolla?
La consciencia es un estado del ser en donde uno manifiesta estar despierto y atento, con todos los sentidos alerta de lo que está pasando dentro y fuera de nosotros mismos en el presente, en el sitio donde estamos. Lo contrario sería estar en un estado de idiotez total en donde todo lo que pase a nuestro alrededor nos impacte haciéndonos daño y nosotros no hiciéramos nada al respecto para impedirlo.

La composición química de esta consciencia es un hidrógeno (un carbono, un oxígeno y un nitrógeno) que se elabora en nuestro organismo después de que empezamos a vivir conscientes de nosotros mismos a cada momento. Algo parecido a las sustancias anestésicas que el cuerpo elabora cuando hemos sido heridos y no sentimos el impacto de la lesión en el momento, como un corte, un impacto de bala, etc. El sistema autónomo central actúa independientemente de nosotros, su cerebro instintivo nos protege, eso que llamamos instinto de conservación es la respuesta automática de este para nuestra seguridad. El caldo plasmático del organismo constituye otro hidrógeno, al igual que toda la sustancia que compone al universo, donde suceden todos los enlaces químicos necesarios para nuestra supervivencia.
El hidrógeno que elabora nuestro cerebro para la elaboración de la consciencia sólo se logra con el esfuerzo consciente, no se autogenera. Es por eso que la consciencia no puede evolucionar inconscientemente.

Para obtener consciencia primero tenemos que admitir que no la tenemos, porque tenerla implica una actuación y un desempeño muy por encima del estándar de la realidad que manifestamos actualmente. De allí que si la tuviéramos, nuestra voluntad y capacidad de acción, tendría un impacto público y notorio en nuestra sociedad, un poder de influencia mayor del que manifestamos hoy. Es el falso ego el que nos hace creer que somos seres maravillosos, la última versión del esplendor de las redes sociales y que podemos realizar todo tipo de proezas heroicas, pero en la realidad, no tenemos la capacidad de liberarnos y liberar a nadie de la ignorancia de nosotros mismos con nuestro estado actual de consciencia. ¿Y quién quiere hacer eso? pregunta la ignorancia.
Pues, para los que duermen, la ignorancia es una bendición. Estar dormidos es el estado de inconsciencia en donde no vamos a ninguna parte, donde no sabemos quiénes somos, ni para qué vivimos, sin propósito, ni medida de la dimensión de nuestro ser. Es como el hombre que va dormido en el bote río abajo y cuando el ruido de la cascada lo despierta, ya es un poco tarde, cae y se estrella contra las rocas, y muere ahogado, también puede ser que sobreviva para contarlo.

Consciencia es poder, es la máxima expresión de nuestra evolución.
Desarrollarla requiere de un esfuerzo tremendo, de un sacrificio grande y de un cambio del ser. Así como la langosta marina debe cambiar su exoesqueleto, la serpiente y la oruga deben mudar la piel para crecer, y el águila debe cambiar su pico, garras y plumas para el próximo estado de su ser, así nosotros para evolucionar. Debemos morir a quienes no somos para que suceda la resurrección del nuevo ser que realmente somos.

Allí empieza el desarrollo de nuestra voluntad y la capacidad de hacer por nosotros mismos y luego por los demás. Con una falsa identidad no vamos a poder expresar eso que nuestra alma clama a gritos desde la prisión de la ignorancia. Es la consciencia la que nos da la verdadera y auténtica identidad para expresar la verdad de lo que somos. Constituidos en ella edificamos nuestra integridad. Nos convertimos en hombres justos, y la justicia es una cualidad del alma inmortal y divina.

Los hombres sin consciencia llevan a los países a la ruina, a la hambruna, a la desolación y a su propia destrucción.


 


Friday 1 November 2019

Identidad: Mortal

Hay una alcabala al final de nuestra vida, justo allí, antes de atravesar el umbral, en un flashback desde el primer registro de consciencia en nuestra memoria, y en secuencia aleatoria, iremos reviviendo todos los pasajes y parajes del drama que nos tocó vivir.
Podremos observarnos como quien mira su propia película, pero ahora con mucha más experiencia, conocimiento y quizás una poca sabiduría y de compasión por la ignorancia de nosotros mismos ante las situaciones en las que nuestra actuación no estuvo a la altura del momento en el cual nos encontramos ahora entre esos dos mundos, o mejor dicho, en esa dimensión.

Cuando ya estemos "muertos" o del otro lado del umbral, donde sí no hay vuelta atrás, nuestra alma y espíritu despegarán como en piloto automático y será llevada al sitio donde van las almas después de la vida en la Tierra. Con la resignación de un alma que se entrega a Dios o al absoluto, en total humildad y desconcierto, abandono e incertidumbre, seremos llevados hacia lo desconocido.

Y entonces nos preguntaremos, ¿Qué fue todo ese drama de esa vida? ¿Para qué tanta molestia? ¿Cuál fue el propósito de vivir? ¿Afrontamos los desafíos valientemente o fuimos cobardes? ¿Por fin supimos quiénes eramos o de qué estábamos hechos? ¿Servimos a los demás o de forma egoísta nos servimos de ellos? Todo lo que poseímos, nuestra casa, carros, dinero y demás bienes materiales ¿nos definieron? ¿Que clase de poder tuvimos y qué hicimos con él, para qué lo utilizamos? ¿Fuimos ejemplo para que alguien nos siguiera y aprendiera de nosotros algo de valor para su propia vida? ¿Tuvo alguna relevancia nuestra obra en la sociedad en la cual vivimos, hicimos algún aporte importante para ella, o a nuestros seres más cercanos? ¿Fuimos lo suficientemente íntegros para sentirnos en armonía con nuestra consciencia? ¿Realizamos lo que fue nuestra intención? ¿Lo que logramos, nos edificó? ¿Supimos liberar aquellos de su propia ignorancia, y a nosotros mismos? ¿Fue nuestra colaboración universal? Ahora, después de responder a esas preguntas, ¿sentimos que podemos vernos a los ojos en el espejo de esa noche de la vida que termina y sentir que sí, que vivimos dignamente y que podemos trascender, y que nuestra presencia en el cosmos ha valido la pena?   

Proceso Cristal

Armónica 3 Proceso Cristal El Proceso Cristal formula la Libre Voluntad de la Cooperación.   Cuando atravesamos por un proceso cr...